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01
2016
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Un clima templado como el de la parte alta de la Denominación Origen Somontano, donde se encuentran nuestras bodegas, se considera óptimo para el cultivo de la vid. Además, la nieve siempre es bienvenida como garantía de reserva de agua. De todos modos, una cantidad excesiva extenuaría la vid, la cual se volvería vulnerable a enfermedades. En cambio, una humedad media como la que nos atiende, resulta ideal para conseguir una uva de gran calidad.
Los suelos del Valle de Secastilla producen un doble efecto al nevar: esponjarse de manera que dejan filtrar el agua, la cual permanece estancada en el subsuelo. Y al llegar la estación estival, notablemente seca, se cierran, impidiendo, en consecuencia, su evaporación.
De este modo la vid se seguirá nutriendo durante semanas, sin depender de las escasas lluvias de los meses de verano. Interesante a la par que curioso, ¿verdad?