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¿Importa el color del vino? Diferencias entre vino tinto, rosado y blanco

Generales
27
02
2023
¿Importa el color del vino? Diferencias entre vino tinto, rosado y blanco

Cuando nos sentamos en una mesa, teniendo frente a nosotros una lista de vinos, o diferentes botellas entre las que elegir, puede ser que dudemos a menudo cuál es la mejor opción para acompañar nuestra comida. Y es entonces cuando nos surgen las dudas. Por ello, nada mejor que desde nuestra bodega, con diversos vinos con una puntuación superior a los 90 puntos según Robert Parker y la Guía Peñín, demos a conocer las diferencias entre vino tinto, rosado y blanco. En definitiva, el primer paso para decantarnos por un vino u otro.

O… ¿tal vez debamos olvidarnos del color del vino, y simplemente seguir unas reglas básicas para asegurarnos el éxito en todas las comidas? ¡Vamos a resolver esta pregunta, zanjando todas las dudas!

¿Tanto importan la diferencia entre vino tinto, rosado y blanco para maridar los platos?

“La mejor forma de complementar la gran cantidad de sensaciones que nos ofrece un vino es maridarlo de manera adecuada con los sabores del plato que debamos acompañar. Sin embargo, las reglas tradicionales tienden a relajarse hoy en día. Y es que no hay nada de malo en combinar un vino tinto con un pescado, siempre que la combinación de texturas, sabores, acidez y tanicidad sea la acertada”, explica Joaquín Vidal, Gerente de nuestra bodega.

En definitiva, recomendamos probar diferentes opciones, encontrando la fórmula que mejor funcione mejor a cada uno de nuestros paladares. Siempre con la vista puesta en llegar a complementar cualquier comida a partir del maridaje, equilibrando, así, la intensidad, el sabor y también la estructura de la propia combinación. Haciéndolo así conseguiremos una experiencia sensorial armoniosa, que llegue a equilibrar los sabores de manera agradable y especialmente satisfactoria.

Nuestros cuatro consejos para facilitar la elección del vino perfecto

- Que encontréis el equilibrio entre el sabor del vino y la comida, para que ambos se realcen.


Las comidas ligeras suelen combinar muy bien con vinos jóvenes. Por su parte, las comidas fuertes, o especiadas, mucho mejor con vinos fuertes, envejecidos en barricas o también con mayor cuerpo.

- Si únicamente vais a servir un vino en la comida, mejor que sea ligero y acorde con el plato principal.

“Es mejor no servir muchos vinos diferentes en una misma comida. Y es que el exceso de sabores acaba por aturdir nuestro paladar. Pero si se van a beber varios tipos de vino en una misma comida, mejor siempre empezar del más suave al más fuerte. Es decir, lo ideal es empezar con los que tienen menos cuerpo, concretamente, los blancos, rosados o jóvenes, siguiendo después con los crianza o, incluso, los reserva”, añade Vidal.

- Recordar que la textura sí importa.

Los vinos más astringentes son aquellos que “raspan”, es decir, que nos dejan la boca seca. Este tipo de vino marida muy bien con los platos grasos, mientras que aquellos vinos más afrutados es mejor combinarlos con sabores salados y dulces.

- La elección de los vinos siempre nos debería llevar a un punto culminante.

Consecuentemente, mejor servir los blancos antes que los tintos y los secos antes que los dulces. También los jóvenes antes que los que lleven barrica. Bajo esta reglar de tres, un vino blanco con mucho cuerpo podrá llegar después de un tinto joven.

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