18
11
2015
11
2015
Si la elección de una botella de vino representa un momento importante, pues de ella dependerá la satisfacción de propios y extraños durante comidas y celebraciones, mayor importancia tiene, incluso, su conservación. De hecho, si no se dispone de un lugar apropiado para su reposo, lo mejor es adquirir únicamente aquellas botellas que se prevé consumir en un corto plazo de tiempo. Lo ideal: antes de seis meses desde la fecha de la compra.
A parte de cobijarlas en la habitación más fresca, seca y mejor ventilada de la casa, la cual no debería gozar de calefacción, las botellas tendrán que reposar acostadas, y la mayor parte del tiempo, en penumbra. ¿El motivo? Que el vino humedezca constantemente el corcho. Si el vino se encuentra ligeramente inclinado, el poso sedimentará el fondo, manteniendo la calidad del caldo. Una vez encontremos el lugar adecuado para cada botella, no las moveremos. Para ello, deberemos encontrar botelleros estables y de fácil acceso.
¿Y tus vinos? ¿Realmente aguardan en el lugar más adecuado?